Mostrar algunas de nuestras en la página web obras resulta complejo por varios motivos. En primer lugar, hacerlo rompe la magia y la sorpresa. Cada cuadro, que deja de ser una pieza tradicional para transformarse en una experiencia única, revela formas y colores que antes no estaban presentes. Esto no es simplemente un efecto visual; el autor no busca sorprender al espectador, sino contar y transmitir una historia. Y como ocurre con todas las buenas historias, su desarrollo y significado se desvelan poco a poco, hasta llegar a su conclusión y acto final.

Además, las cámaras y los videos no son capaces de captar toda la calidad ni la profundidad de las obras, ni de transmitir su mensaje, su color, su luminosidad y su saturación en su totalidad. Por ello, para vivir la emoción y la intensidad de la presentación, es necesario experimentarla en directo.

Dicho esto, mostramos a continuación un par de muestras, con la intención de explicarnos y, al mismo tiempo, avivar su curiosidad.

Este es nuestro mayor obstáculo. ¿Cómo difundir aquello que sólo puede vivirse y sentirse en directo?